“Si a la economía de Estados Unidos le da un catarrito a la economía mexicana le dará pulmonía”. Esa frase fue muy célebre en México durante atrás y ahora, en un futuro no muy lejano, podría ser puesta a prueba nuevamente.

Tras la decisión de la Reserva Federal (FED) de aumentar la tasa de interés de referencia de Estados Unidos en 75 puntos base, también se incrementaron las voces que ven en el horizonte un enfriamiento de la economía más importante del mundo, y con ello un impacto para México.

México y Estados Unidos han logrado una relación bastante cercana, razón por la cual si algo pasa en el vecino del norte, para bien o para mal, tendrá un efecto en la economía mexicana.

Jessica Roldán y Alejandro Saldaña, economistas en jefe de Finamex Casa de Bolsa y Ve por Más (BX+), respectivamente; así como Héctor Magaña, profesor de Contabilidad y Finanzas de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, coinciden que entre los principales efectos de una recesión o desaceleración económica en Estados Unidos, México vería una disminución en las importaciones hacia aquel país y así como menores montos en los envíos de remesas.

El tipo de cambio peso-dólar y las inversiones serán otros indicadores afectados, pues el endurecimiento de la política monetaria de la FED hará más atractivo invertir en dólares, lo que fortalecerá al billete verde frente a monedas emergentes.

Para hacer frente a una eventual recesión o desaceleración estadounidense, México y otros países emergentes tienen que fortalecer sus fundamentos macroeconómicos, reducir déficits e incrementar las tasas de interés para tener un “colchón” ante las salidas de capital, comentó Ernesto Revilla, economista en jefe para América Latina de Citigroup.

“México tiene buenos fundamentos macroeconómicos, comparados con otros países emergentes, como deuda pública relativamente baja, déficit público relativamente bajo, altas reservas internacionales, tipo de cambio flexible y una línea de crédito con el FMI. Los preparativos están ahí, pero no significa que la tormenta no vaya a pegar duro”, agregó el especialista.

¿Pulmonía?

En 2020, cuando la economía estadounidense tuvo una contracción de 6.2 por ciento, el Producto Interno Bruto (PIB) mexicano se hundió 8.5 por ciento, y no se ha logrado recuperar hasta la fecha.

Otro ejemplo: durante la crisis inmobiliaria de 2009, el PIB de EU registró una caída de 2.4 por ciento y México fue de 6.5 por ciento, de acuerdo con el Banco de México.

Importaciones y remesas 

El aumento en las tasas de interés tiene un impacto en el consumo y el financiamiento, pues se encarecen los créditos. Ante un descenso en el consumo en Estados Unidos, la demanda de productos finales también caerá, lo que significará menos importaciones.

Para México, que exporta cerca de 80 por ciento de sus ventas al exterior a Estados Unidos, tendrá un impacto importante. “En el momento en que EU se desacelera, en particular la producción industrial, traería una reducción de la demanda externa, que le paga al crecimiento”, apuntó Jessica Roldán, de Finamex.

“Desde las reaperturas, a mediados de 2020, hemos visto que un elemento importantísimo de crecimiento para México es la demanda externa”, agregó.

En cuanto a las remesas se refiere, en la medida en que la recesión impacte a sectores asociados al trabajo de los migrantes que mandan dinero a México, como la construcción y servicios, también se puede ver afectado.

Sin embargo, destacó la economista en jefe de Finamex: “en tiempos malos, los enviadores de remesas se ajustan un poco el cinturón y tratan que el flujo de remesas no caiga demasiado”.

Si continúa el aumento en la tasa de interés de Estados Unidos, apuntó Alejandro Saldaña, de BX+, hace que sea más atractivo invertir en dólares y no en pesos, o en otras monedas emergentes.

Esto se traduce también en una depreciación del peso frente al dólar, lo que refleja también mayor cautela en los mercados y que el capital se mueve a activos más seguros.

¿Cómo evitar un fuerte impacto en México?

Para evitar que se sienta tan fuerte el efecto de la recesión estadounidense México tiene que fortalecer el mercado interno, apuntó Héctor Magaña, integrante de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey.

“Habría que buscar fortalecer a pequeños y medianos productores e incorporarlos en las cadenas de producción a nivel internacional, para que las exportaciones a EU y otros países permeen no solo a un pequeño grupo de la economía, sino a más sectores”, sostuvo el académico.

Agregó que aún es tiempo para impulsar la inversión, así como de generar proyectos para aumentar la calidad de las fuentes de trabajo para que los mexicanos tengan manera de hacer frente al impacto de la recesión.

Hablando de política fiscal, hacen falta estímulos y condiciones para impulsar la inversión privada en el país, o trabajar de manera conjunta para fortalecer la economía interna.

Si se logra detonar la inversión, “vamos a tener otro pilar para hacer frente a una posible recesión en EU”, aseguró Magaña.

Sobre las herramientas de política monetaria, se espera que BANXICO continúe con los aumentos en la tasa de interés, entre otras razones, porque permite la estabilidad en los mercados, específicamente en el tipo de cambio.

Con información de Revista Expansión.