En días recientes, la UEFA, organismo rector del futbol europeo, lanzó una calculadora de huella de carbono para reducir el impacto ambiental de sus torneos, que en este año vivirán un momento crítico entre la celebración de la Eurocopa de Alemania y las modificaciones de formato en la Champions, Europa y Conference League.

Sin embargo, para algunos elementos de la comunidad científica esta calculadora es una medida insuficiente. A finales del año pasado, una investigación de BBC reportó que los torneos de la UEFA en la temporada 2024-25 reflejarían alrededor de medio millón de toneladas de gases de efecto invernadero por recorridos equivalentes a más de 4,000 viajes a la luna.

“Es un buen primero paso, pero necesitamos fijarnos objetivos anuales significativos. No pueden fijar metas para 2035 o 2050 y es necesario que se informe sobre lo que se logró cada año. Sería fenomenal si cada equipo tuviera un representante y su trabajo compartiera lo que funcionó y lo que no. Debería haber comunicación y aprender unos de otros”, mencionó Katharine Hayhoe, científica climática de Texas Tech, en entrevista con Front Office Sports.

Sus declaraciones se refieren a que la UEFA forma parte de la campaña ‘Race to zero’ de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la que se estipula que para el año 2030 debe haber una reducción del 50% en sus emisiones de carbono y para 2040 los estándares deberían llegar a cero.

El reportaje de BBC exhibió que la UEFA aumentó en cerca de 33% los recorridos aéreos de sus competencias entre jugadores, staff y aficionados en un lapso de dos temporadas, pasando de 1,500 millones de millas en el ciclo 2022-23, cuando el Manchester City ganó la Champions League, a más de 2,000 millones en 2024-25.

UEFA respondió con el lanzamiento de su calculadora de huella de carbono el pasado miércoles 6 de marzo en el Emirates Stadium, casa del Arsenal de Inglaterra y que recibirá el partido de vuelta de octavos de final de la Champions League 2023-24 entre los gunners y el Porto una semana después.

“Basada en el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero y con una metodología validada por un tercero, la calculadora es resultado de un esfuerzo de colaboración que duró dos años, en el que participaron dos docenas de organizaciones de fútbol y asesores externos. Permite a las organizaciones evaluar y comprender de manera integral sus emisiones de carbono, con un enfoque en áreas específicas como la movilidad, bienes y servicios adquiridos, instalaciones y logística”, indica el comunicado oficial.

No obstante, la científica consultada por Front Office Sports señala que hay muchas cosas que le gustaría que UEFA implementara si realmente quiere reducir “y no sólo monitorear” su huella de carbono, empezando por compartir este tipo de datos entre sus clubes integrantes, “porque esta es una de las raras áreas en las que los equipos deberían sentirse cómodos compartiendo información”.

Katharine Hayhoe destaca que ya existen productos como la indumentaria con emisiones de carbono negativas, “mientras que el césped con emisiones de carbono neutras aún está en sus inicios”. Por ello, enfatiza que la UEFA está en condiciones de hacer que sus mercados se generalicen si el grupo realmente quiere reducir su huella.

La investigación de BBC reveló que durante la temporada 2022-23 se emitieron 368 mil 388 toneladas de CO2e, mientras que la proyección para el ciclo 2024-25, que dará inicio en este verano con un nuevo formato para los tres torneos de clubes más importantes de Europa, es de 480 mil 417 toneladas.

Algunas de las razones por las que se llegaron a estos números son el agregado de 63 partidos de torneo continental con la introducción de la Conference League y la reforma de la Nations League a un formato bienal, que se agregan a la Eurocopa cada cuatro años; la última edición de la Euro, de hecho, se celebró en 11 países diferentes.

Con información de El Economista.