México es uno de los 25 países que destinan una mayor proporción del PIB al subsidio de combustibles fósiles, advirtieron economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El organismo estima que el gobierno mexicano ha destinado el equivalente al 7.6% de su PIB en tratar de aliviar la carga del precio a los consumidores de estos combustibles, unos 98,000 millones de dólares.

En un documento de trabajo, cuyos autores son Simon Black y Antug A. Liu, analizaron la situación en 170 países, donde encontraron que los subsidios totales a combustibles fósiles ascendieron en 2022 a 7 billones de dólares, lo que equivale a 7.1% del PIB mundial.

En el documento, titulado Datos de subsidios a combustibles fósiles, actualización 2023, sugirieron eliminar estas subvenciones e imponer gravámenes correctivos para reducir emisiones globales de dióxido de carbono, pues estos subsidios están fondeando a quienes más tienen.

Detallaron que por regiones, Asia oriental y el Pacífico representa casi la mitad del subsidio global, y visto por países, Irán se mantiene como el de mayores subsidios de combustibles, al erogar el equivalente a 27.2% de su PIB. Cuando el comparativo se hace en función del gasto erogado en dólares, queda China como el líder absoluto, pues destina 2.2 billones de dólares.

“Estos ingresos podrían usarse para reducir impuestos como los laborales, ayudar a la sostenibilidad de la deuda o financiar inversiones productivas”, señalaron.

Todos pierden

En el análisis subrayaron que los estímulos fiscales a gasolinas, diésel y carbono suelen ser regresivos, pues benefician a la proporción de habitantes que más recursos tiene. La mayoría de las personas que conducen automóviles se encuentran en los niveles de altos ingresos, por tanto, no se está asistiendo a la gente de escasos recursos.

Los autores subrayaron que el episodio reciente de aumento en los precios internacionales de petróleo evidencia la relevancia de hacer una rápida transición hacia energías limpias.

Algunos gobiernos trataron de suavizar el impacto del alza de precios de combustibles para limitar su impacto en la inflación, lo que generó pérdidas en la recaudación y se convirtió en un subsidio regresivo.

El gobierno mexicano utilizó los excedentes generados por el precio del petróleo en el 2020 y el 2021 para fondear los subsidios a los combustibles. Según la Secretaría de Hacienda, este subsidio tuvo un costo de 397 mil 300 millones de pesos durante el 2022, que equivalen a 1.4% del PIB.

Como el precio del combustible está gravado por el IEPS, se presentó una caída en la recaudación de este impuesto.

Ajuste fiscal

Una reforma como la propuesta por los expertos del FMI tendrá que venir acompañada de la eliminación progresiva de vehículos de gasolina y diésel, por lo que también será necesaria una sólida asistencia a los hogares para socavar los incentivos de conservar aparatos que utilizan energías fósiles.

Una vía para lograrlo es adoptar transferencias sujetas a verificación de recursos o reembolsos globales en las facturas de energía limpia.

Esto permitirá abordar el cambio climático, reducir las muertes por contaminación del aire, así como acotar la dependencia de fuentes de energía no segura y limitar el riesgo de nuevas presiones al alza en la inflación.

Sugirieron, entonces, desarrollar una estrategia de ajuste fiscal para eliminar los subsidios explícitos a los combustibles e imponer impuestos correctivos que incentiven la reducción de emisiones contaminantes.

Estimaron que de presentarse una reforma mundial en los precios de combustibles generaría beneficios netos equivalentes a 3.6% del PIB.

Según el análisis, al reformar los subsidios a los combustibles hasta el punto de reducir el CO2 en aproximadamente 25% aumentaría el bien neto del medio ambiente y eliminaría distorsiones de precios.

Con información de El Economista.