El tiempo vuela y para muestra basta con hacer un recuento de lo que ha sucedido en los últimos tres años: el mundo enfrentó una pandemia, Rusia invadió Ucrania y la inflación se disparó a niveles no vistos en décadas.

Por si eso fuera poco, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) está por cumplir tres años de haber entrado en vigor y está a otros tres años de su primera revisión.

La relación comercial de Norteamérica comenzó una nueva era el 1 de julio de 2020, cuando entró en vigor el T-MEC, acuerdo que sustituyó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Aunque hay aspectos a destacar, no es tiempo de echar campanas al vuelo, pues dentro de tres años tendrá lugar la primera revisión del tratado.

Lo positivo del T-MEC

Desde que llegó Donald Trump a la Casa Blanca, incluso desde su campaña, amenazó con sacar a Estados Unidos del TLCAN, al cual calificó como “el peor tratado de la historia”.

Una vez que se llegó a un acuerdo, ese fantasma desapareció del mapa, recordó Jerry Pacheco, director ejecutivo del Acelerador Internacional de Negocios de Santa Catarina, Nuevo México.

“El T-MEC ha sido un éxito espectacular”, considera Juan Carlos Baker, exsubsecretario de Economía y académico de la Universidad Panamericana (UP), al señalar que el que México, Estados Unidos y Canadá se hayan puesto de acuerdo y haya entrado en vigor el tratado comercial disipó la incertidumbre para hacer negocios en Norteamérica.

Para la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana (ANIERM) es importante destacar el mayor diálogo que se ha dado entre los tres socios del T-MEC para la solución de controversias, lo cual se traduce en que “las reglas sean más claras”, dijo su presidente, José Ignacio Tajonar.

El haber incluido un apartado de solución de controversias, el capítulo 31, tiene relación con dar certidumbre y Estado de derecho en la región. “Trabajar hoy en un país con una cultura binacional, como empresa, sabiendo que hay un marco regulatorio normativo binacional de solución de controversias es importante”, destacó por su parte Daniel Baima, presidente de la AmCham.

Para la ANIERM también hay que celebrar que, con el T-MEC, los choferes de camiones mexicanos pueden entrar a Estados Unidos para entregar mercancías, así como que las Pymes pueden importar sus productos a Estados Unidos en un esquema B2C (empresa a cliente) hasta 800 dólares con ciertos beneficios aduaneros de parte del gobierno estadounidense.

El T-MEC también incluyó temas que no formaban parte de su antecesor como: temas ambientales, laborales, coincidieron los entrevistados.

Hacia la primera revisión

A pesar de lo positivo que ha dejado el T-MEC para la región, y para que no transcurran otros 25 años para una renegociación como sucedió, este nuevo acuerdo incluye una cláusula de revisión.

“En el sexto aniversario de la entrada en vigor de este Tratado, la Comisión se reunirá para realizar una ‘revisión conjunta’ del funcionamiento de este Tratado, revisar cualquier recomendación de tomar medidas presentadas por una Parte y decidir sobre cualquier medida apropiada. Cada Parte puede proporcionar recomendaciones para que la Comisión tome medidas, al menos un mes antes de que tenga lugar la reunión de revisión conjunta de la Comisión”, se lee en el Artículo 34.7 Revisión y extensión del a vigencia del T-MEC.

Aunque faltan tres años para la revisión, es importante señalar que 2024 es un año electoral y en 2026 tendrá lugar la primera revisión. Eso deja alrededor de un año para preparar los temas que cada país va a poner sobre la mesa para su discusión, apuntó Juan Carlos Baker.

Los tres socios comerciales deben tener claro “que es un proceso de revisión y no de renegociación”, aclaró.

También señaló importante el que los equipos de trabajo tengan apertura a la incorporación de nuevos temas al tratado.

Un punto que se puede poner sobre la mesa en tres años tiene que ver con la expansión del T-MEC y dejar por escrito los compromisos que se espera que asuman los países que quieran tener una relación comercial preferencial con Norteamérica, sugirió Baker.

Desde la ANIERM consideran que se tiene que trabajar para que haya una entidad tripartita que evite que decisiones de gobiernos estatales cierren la frontera por cuestiones políticas que nada tienen que ver con el T-MEC, tal como ha ocurrido con el gobernador de Texas, Greg Abbott.

Otro asunto a tratar tendría que ser el acelerar el proceso de otorgamiento de visas para los operadores de camiones de carga para hacerlo más rápido y ágil, así como la normatividad para empresas mexicanas que quieren entrar a Estados Unidos.

José Ignacio Tajonar comentó que importadores mexicanos y estadounidenses batallan para contar con “información eficiente” de parte de la FDA y la COFEPRIS sobre los productos que pueden entrar a cada país.

En la parte automotriz, se tiene que discutir cómo implementar métricas para verificar que se cumpla con el contenido regional que debe tener un vehículo, tal como lo estipula el tratado, recomendó Jerry Pacheco.

Otros temas que se tendrían que discutir dentro de tres años tiene que ver con el ambiente digital: blockchain, inteligencia artificial.

En la agenda también se debe hablar de política industrial, pero no desde el punto de subsidios y esfuerzos que realice por separado cada socio del T-MEC, sino que quede como una regla para los tres países de la región, tal como ocurrió con la Chips Act del presidente Joe Biden, que incluyó a Canadá y México.

También se tienen que abordar temas relacionados con la transición energética y energías limpias.

“El T-MEC no incorporó una sola palabra referente al tema climático o de emisiones de carbono. Eso no fue fortuito, EU se opuso a que se pusieran esos temas”, señaló Juan Carlos Baker.

Con información de Revista Expansión.