A partir de hoy, la ciudad jalisciense recibe la estafeta de Tbilisi, Georgia, para ser la encargada de “una reconstrucción urgente para la debilitada cadena mexicana” editorial.

Durante la pandemia, más allá de la disminución en las ventas, la industria editorial no tuvo “nada relevante ni sustancial qué agradecer, por lo menos no en México, pero sí podemos celebrar que, a pesar de la dificultad para mantener a los libros con vida, ni el libro ni los lectores mexicanos desaparecieron”.

Son palabras del escritor y editor Martín Solares, quien funge como coordinador del programa de actividades de Guadalajara Capital Mundial del Libro, cuya estafeta recibe de Tbilisi, Georgia. Uno de los propósitos será apoyar “todos los eslabones de la cadena del libro”, sobre todo en la capital jalisciense.

“No creo que este 23 de abril específico deba ser un día de celebración, sino el inicio de un proceso de examen, crítica y, sobre todo, de una reconstrucción urgente para la debilitada cadena mexicana del libro”, asegura.

Desde su perspectiva, es urgente tomar medidas que permitan a los editores locales seguir produciendo su propio catálogo durante los próximos meses; a las librerías independientes atraer a sus clientes habituales en condiciones seguras; dotar a los promotores de lectura de cursos y publicaciones que faciliten su trabajo.

Al mismo tiempo, se trata de recuperar las bibliotecas públicas como espacios de lectura y convivencia; además de crear estímulos para aquellas personas que consideren abrir una librería y, en fin, generar condiciones para que exista una constante conversación en todos los barrios de la ciudad en torno a la literatura.

“En mi opinión, nunca había peligrado tanto la industria editorial independiente mexicana como las librerías autónomas, y ya no se hable del hábito de visitar bibliotecas o librerías, que se ha reducido a un nivel casi inexistente. Es urgente tomar medidas en los próximos meses”, dijo Solares.

Apoyo a la industria
El programa apuesta por fortalecer a cada uno de los eslabones de la cadena del libro en esta ciudad: autores, editores, bibliotecarios, libreros, promotores de lectura y, por supuesto, lectores; las actividades se desarrollarán en distintos puntos de la ciudad, “de modo que nadie deba desplazarse muchos metros ni esperar muchos días para toparse con un acontecimiento literario.

“Tenemos en marcha un programa de apoyo a editores, otro a librerías, uno más a escuelas y fundaremos un diplomado para libreros y una escuela para escritores; incluso, hoy se lanzará una convocatoria para pertenecer a la escuela literaria de nuestro programa, que estará a cargo de algunos de los creadores jaliscienses más destacados, como Antonio Ortuño, Eugenio Partida, Laura Solórzano, Carlos Vicente Castro, Cecilia Eudave, Lucía Bayardo, y la premio Pulitzer, Alejandra Xanic, en colaboración con Marcela Turati y Quinto Elemento Lab”.

Los esfuerzos también implican realizar coediciones con editores de la ciudad, además de establecer vías de apoyo para ellos y para las librerías independientes, a decir de Martín Solares, quien adelantó que a lo largo de 2022 y 2023 habrá “cientos de eventos en prácticamente cada barrio de la ciudad, organizados entre todos los participantes, a fin de fomentar a la lectura por las vías más variadas.

“Guadalajara tiene la oportunidad de demostrar durante un año su solidaridad con bibliotecas, librerías, autores y editores, así como su gusto por la lectura y su interés en las formas que adopta la literatura”.

Una perspectiva múltiple
De acuerdo con Martín Solares, la designación recayó en Guadalajara tanto por la brillante propuesta como por la continuidad y repercusión de distintos esfuerzos literarios que han existido en esa ciudad a lo largo del tiempo, entre ellos la FIL Guadalajara y la Cátedra Julio Cortázar, ambas impulsadas desde la Universidad de Guadalajara.

Al respecto, Ángel Igor Lozada Rivera Melo, secretario de Vinculación y Difusión Cultural de la UDG, dependencia que articula los esfuerzos de la máxima casa de estudios de Jalisco para celebrar el nombramiento de Guadalajara como Capital Mundial del Libro 2022, llamó a celebrar el renacimiento de la industria editorial tanto en ventas como en las actividades culturales que acompañan la difusión del libro.

“Si queremos hablar de qué es lo que tendría que celebrarse este 23 de abril, primero, que está al alza una de las industrias culturales más fuertes del país, la del libro; lo segundo es que la ciudad de Guadalajara haya recibido el nombramiento de Capital Mundial del Libro 2022 por parte de la Unesco y que esté lista para conmemorar con más de mil actividades una fecha emblemática para la literatura universal”.

Serán actividades para públicos diversos y tendrán lugar no solo en Guadalajara, sino también en otros municipios de Jalisco con presencia de la Universidad, aprovechando su infraestructura cultural y bibliotecaria.

“El programa propuesto por la UdG se sustenta en tres ejes estratégicos: la promoción del libro y la lectura, la recuperación de espacios públicos y el fomento de la cultura de la paz”, de ahí que arrancará con el tradicional maratón de lectura en voz alta, en esta ocasión de Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, en la que cada participante recibirá ese día, como obsequio de la FIL, con apoyo de Penguin Random House, un ejemplar del libro del escritor portugués”, destacó Igor Lozada.

Actividades todas que podrían recaer en la urgencia de aprender de las situaciones que la pandemia y el aislamiento generaron a nivel mundial y reactivar la vida literaria tomando cada uno de los factores implicados, enfatizó Martín Solares: “Crear mejores cadenas de distribución del libro, reconocer el valor que tienen las editoriales independientes en cuanto a generar una idea diversa y amplia de la literatura, y lograr que la Ley del libro sea una realidad en México, no un instrumento detenido por motivos incomprensibles”.

Recuperación en la industria nacional
Tras dos años de pandemia, los números para la industria nacional en la materia empiezan a recuperarse, asegura el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Hugo Setzer: entre 2019 y 2020, hubo una disminución de 25 por ciento en el tema de la facturación de libros impresos, mientras para 2021 se estima un incremento de 35 por ciento. “Lo más importante es que el libro sigue siendo tan relevante, tan indispensable y la industria editorial también. Nos estamos levantando”.

Producción de libros:
2019: 26,654
2020: 17,553
2021: 24,051

Comercialización de libros digitales:
2019: 232 mdp
2020: 368 mdp
2021: 429 mdp

Facturación de libros impresos:
2019: 11,234 mdp
2020: 8,469 mdp: 25 por ciento menos con respecto al año anterior.

2021: 11,999 mdp: casi 7 por ciento más en relación con 2019.

Números en puntos de venta
2019: 25 millones de ejemplares y 5,384 mdp
2020: 19 millones de unidades y 4,351 mdp
2021: se alcanzaron 25.2 millones de ejemplares y 6,060 mdp (31 por ciento más en ejemplares y 39 por ciento más en facturación).

Gasto de la población en libros, en 2020
25.8 por ciento menos que en 2019.

Con información de Milenio.