Si el béisbol de las Grandes Ligas (MLB) fuera un producto cinematográfico, estaría a punto de abandonar la técnica de la cámara lenta para pasarse a la del time lapse, porque esa es su apuesta en 2023 (y que ha perseguido desde hace al menos tres años): convertirse en un espectáculo de velocidad que amarre la atención del aficionado en cada minuto, tratando de borrar, por fin, la percepción de que este deporte es lento, aburrido y diseñado sólo para algunos conocedores.

“Nuestros aficionados dicen que quieren más acción en el juego. Es un proceso que va de la mano, un ritmo más nítido y más acción tienen sentido. Y lo que también dicen que quieren ver más son eventos que involucren el atletismo de los jugadores”, describió Joe Martínez, vicepresidente de estrategias on-field de la MLB.

Las Grandes Ligas comienzan la temporada 2023 como un experimento para renacer su producto. Por primera vez aprobaron varios cambios a su esencia de juego que se basan en tres puntos: un cronómetro para los lanzadores, restricciones a los shifts defensivos y bases más grandes, todo con tal de reducir tiempos muertos y despertar interés en nuevas generaciones.

“Cada regla tiene vida propia y puede ser debatida, pero lo que ha expresado MLB, por sus estadísticas, es que quieren un juego mucho más dinámico, ágil, rápido y con más acción. Los últimos números indican que la tasa de ponches y jonrones iba al alza, pero ambas son jugadas donde la pelota no está en acción propiamente, entonces estos cambios responden a dos factores: a hacer más ágil el juego y a tener más acción”, explicó a El Economista, Alberto Guadarrama, director de mercadotecnia y comunicación de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), la filial nacional de las Grandes Ligas.

El interés por apresurar el juego obedece a una tendencia principal: reducir la duración de los partidos y así incentivar a que haya más asistencias y audiencias. De acuerdo con el especialista en negocios deportivos, Joe Pompliano, en 2022 la MLB registró la duración promedio por juego más larga entre las principales ligas de Estados Unidos, con tres horas y tres minutos, superando las dos horas y media de la NBA y las dos horas con 20 minutos de la NHL.

Eso se notó también con un bajón en las asistencias a los estadios, que cayeron hasta un promedio de 26 mil 566 por partido en 2022, la cifra más baja desde 1996. En cuanto a audiencias, el sexto juego de la Serie Mundial entre Phillies y Astros registró 12.5 millones de espectadores globales, la menor cantidad para un partido de esta envergadura.

“MLB ha estudiado el comportamiento del entretenimiento en general y se ha dado cuenta de que hay tendencias que demandan otro tipo de consumo, porque hay nuevas generaciones con otras preferencias y el deporte no puede ser estático, a lo largo de la historia ha tenido cambios en sus reglas para ser más atractivo, como el volibol y el bádminton, en los que, antes, solamente quien tenía el servicio podía obtener un punto a su favor, provocando juegos más largos que no eran atractivos para un formato de televisión”, mencionó Guadarrama.

El cronómetro para los lanzadores, al estilo de los quarterbacks de la NFL, es uno de los cambios que ya arrojó sus primeros beneficios. Su ejecución en las Ligas Menores en 2022 provocó una reducción de 25 minutos en la duración promedio de cada partido, ya que obliga a que los pítchers tengan un límite de 15 segundos para lanzar la pelota cuando las bases estén vacías y 20 segundos cuando los corredores estén en base.

Respecto a las restricciones a los shifts, que son aquellas formaciones defensivas que se pueden ajustar dependiendo del bateador en turno, ahora serán más estrictas y obligarán a los jugadores a tener sus posiciones fijas ante un posible hit.

“Con esto va a haber más movilidad y agilidad, van a pasar más hits, como antes, por abajo y por arriba. Ya cada uno tendrá sus pies en su posición, va a haber más contacto porque van a pasar al outfield y eso va a ser más atractivo, es como volver al beisbol de hace años”, señaló Alfonso ‘Chato’ López, vicepresidente deportivo de los Pericos de Puebla (LMB) y padre de Alejo López, actual pelotero de los Cincinnati Reds en Grandes Ligas.

En cuanto a las bases, la primera, segunda y tercera extendieron sus dimensiones de 15 a 18 pulgadas por cada lado con dos objetivos: que haya más espacio tanto para los corredores como para los defensivos y que, por el contrario, haya menos distancia entre bases para impulsar los intentos de robo.

“Charlando con Alejo me dice que las bases más grandes ayudan a tener menos lesiones, a promover la agilidad del juego en cuanto a más robos, porque la base está más cerca y hay mucha oportunidad de pisarla en varios ángulos para el doble play en cualquier situación, protegiendo la salud del jugador, lo cual es benéfico (…) Veo a Alejo muy contento con los cambios, ya los ha vivido durante el Spring Training junto con sus compañeros y coaches”, abundó.

Estos tres aspectos esperan revertir los datos de las últimas dos temporadas en detrimento de las acciones de juego, pues según el New York Times, en 2021 las bases robadas disminuyeron a 0.46 por juego, la cifra más baja en 50 años, mientras que el promedio de bateo de toda la liga cayó a .243 en 2022, el más bajo desde 1968.

Nueva base de seguidores a largo plazo

Además de mejorar esa dinámica, los cambios podrían abrir nuevas ventanas comerciales para las Grandes Ligas, sugiere el director de marketing de la LMB: “Dentro de los inventarios comerciales tal vez el cronómetro (de los pítchers) sea un nuevo activo comercial, con las bases más grandes también lo que se está buscando es que los corredores que se encuentran en las almohadillas puedan correr más y eso también es otra oportunidad para las marcas. Se pueden abrir propiedades comerciales con base en esta agilización del juego”.

Sin embargo, el objetivo principal de la MLB no está en esas cifras económicas, ya que, de acuerdo con Forbes, la liga generó ingresos récord de 10 mil 900 millones de dólares en 2022. La misión es engrosar sus filas de seguidores con las nuevas generaciones para mantener ese potencial financiero a largo plazo.

“Las nuevas reglas son un cambio cultural y este tipo de cambios son lentos, son procesos de consumo que van a ir permeando a lo largo del tiempo, no es un cambio que vaya a impactar directamente para decir pasamos de tal porcentaje de aficionados en un rango de edad a un porcentaje mayor en 2023, son cambios culturales que se van a ir reflejando en un plazo de 10 a 15 años”, aclaró el especialista en mercadotecnia.

Algo que podría impulsar a efecto inmediato las audiencias de las Grandes Ligas es el reciente recuerdo del Clásico Mundial (WBC), que con actuaciones como las de Japón, México y Venezuela detonaron un aumento del 149% en la venta de mercancías del torneo a nivel global en comparación con 2017, según cifras de Inside The Seams.

“A las Grandes Ligas hoy las podemos definir como un adulto joven que se está rejuveneciendo, que quiere entender el mundo bajo nuevas claves y que es una persona abierta al cambio y a conocer nuevas realidades que no le tocaron en su niñez. Ha habido múltiples intentos, sobre todo a partir de campañas de comunicación y de marketing, para posicionarse en audiencias más jóvenes, pero veo que esta es la primera vez en donde sí ya hay un impacto mucho más directo en la esencia del juego”, concluyó Alberto Guadarrama.

Con información de El Economista.