El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) advierte que hay señales de precarización en el mercado laboral durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ya que más de 11 millones de trabajadores han dejado de ganar más de dos salarios mínimos al día.

“En los últimos cuatro años, los trabajadores que perciben hasta dos salarios mínimos han aumentado en 15.7 millones. Mientras tanto, aquellos que perciben más de dos salarios mínimos han disminuido en 11 millones”, señala el organismo dirigido por Carlos Hurtado.

Agrega que la dinámica de la masa salarial sugiere un deterioro del empleo en términos de percepciones, ya que la población ocupada se ha concentrado gradualmente en quienes perciben hasta dos salarios mínimos.

“La masa salarial de los segmentos de trabajadores que ganan hasta dos salarios mínimos ha aumentado 155% y la correspondiente a los mayores niveles de salario ha disminuido en 37%”, precisa la institución encargada de elaborar análisis e investigación de la coyuntura económica.

Según el órgano asesor en materia económica del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la población ocupada en el mercado laboral formal e informal ha recuperado lo perdido en la pandemia, e incluso ya supera sus niveles previos a ella. Sin embargo, hay señales de precarización. 

Desde el cuarto trimestre de 2018, la población ocupada ha crecido en 4.7 millones de trabajadores, que se compara con el crecimiento de la población total (en edad de trabajar) de 6.7 millones, detalla el centro líder de investigación del sector privado.

“Otro indicio de deterioro del mercado laboral es la población ocupada en condiciones críticas, que ha aumentado en 9.8 millones en lo que va de este gobierno, con lo que ahora representa el 30.9% de la ocupación”, expone el CEESP.

A pesar de que el presidente López Obrador asegura que la economía del país va bien, el organismo apunta que casi cualquier análisis de lo ocurrido en el actual sexenio señalaría diversas deficiencias en el desempeño de la economía y en la gestión de varias políticas públicas.

“No hay duda de que en lo agregado, las finanzas públicas se han deteriorado menos que en muchos países, quizá que en la mayoría. Un punto positivo es que las finanzas públicas se consideran sólidas por buena parte de los agentes económicos”, recuerda.

Asimismo, el déficit y la deuda pública son menores a buena parte de las economías emergentes. Pero es necesario considerar que no por mucho, asevera el CEESP.

“La actividad económica se vio afectada severamente por la pandemia, pero previamente la actividad económica ya decrecía”, expone.

Aunque se puede argumentar que ello es casi típico del primer año de los gobiernos, también es cierto que desde mediados de 2018 se presentó una serie de decisiones y acciones del nuevo gobierno que pesaron sobre el crecimiento y la inversión, expresa.

Del tercer trimestre del 2018, periodo en el que se realizaron las elecciones presidenciales al cierre de 2019, previo a la pandemia, la economía se contrajo 0.7%: “A esto se acumuló el desplome de 8.2% del 2020”.

Hasta el tercer trimestre del 2022, la economía se recuperó en 2.8%: “Esto fue suficiente para recuperar lo perdido por la pandemia, pero no para alcanzar su nivel de 2018”.

La recuperación de la economía ha sido sumamente lenta: “Mientras a Estados Unidos le tomó cuatro trimestres recuperar lo perdido por la pandemia, México necesitó ocho”.

La recuperación del país ha sido la más lenta entre muchas economías emergentes y avanzadas de tamaño mediano y grande.

El CEESP manifiesta que quizás más preocupante aún es el desempeño de la inversión en los últimos cuatro años.

“Obviamente esto se relaciona con decisiones que han generado incertidumbre y han mostrado fallas del Estado de derecho, así como elevados niveles de impunidad e inseguridad pública, entre otros factores negativos”, señala.

Añade que el índice de inversión fija se ha incrementado recientemente, pero sigue siendo insuficiente para recuperar la caída de los primeros cuatro años de gobierno. Es 11.7% menor al de julio del 2018 y 3.9% más bajo que el cierre de ese año.

La lentitud de la inversión es importante porque corresponde a la formación de nuevo capital productivo y por ello es el motor de crecimiento sostenible, afirma.

El órgano asesor de empresas de primer nivel en México dice que, a pesar de las circunstancias, hay indicios de recuperación de la inversión a futuro, debido a las enormes oportunidades que significan las tendencias a la relocalización y la cercanía geográfica y comercial con Estados Unidos.

“Las cifras recientes de la inversión extranjera directa (IED) sugieren un renovado dinamismo y hay señales de interés de inversionistas extranjeros en proyectos productivos sobre todo en el norte del país. No obstante, es aconsejable tomar las cifras de la IED con cautela”, concluye.

Con información de Forbes.